jueves, 28 de febrero de 2013

Preliminar

Por Fabiola Rocha

Los movimientos eran cada vez más interesantes, recorrí mi cuerpo con un sentido franco de reconocimiento, a veces olvido que mi cuello se mueve de esa u otras maneras, y ante la llamada al reconocimiento, mi cuerpo me responde con ruidos, tronidos aquì y allá... después mi mente se integra y puedo hacer el balence de lo que pasó: En ese momento estaba, de pies a cabeza, en todos sentidos, con calor y muchas ganas, reoconociéndome, disfrutrándome, observando y totalmente abierta a la experimentación corporal. Pensé que eso también era un gesto, es ese pequeño espacio de tiempo, en ese preciso instante, mìnimo, se abrió una brecha que me permitió explorarme.

Luego viene la interacción, me hizo sentido que pudiéramos presentarnos... sin presentarnos como tal, conociéndonos un poco sin caer en aburridos discursos sobre el ¿Quién soy y cómo llegué aquí?, simple, bueno para la memoria, como un ejercicio de integración, divertido y no convencional (que a estas alturas, es bueno para todos...).

Los conceptos, por otro lado, no son tan naturales como una presentación o calentamiento individual, conlleva nuestra percepción del mundo, y si de repente siento que una concepción mía puede ser unida a otras para formar una percepción más grande, se crea un espcio de complicidad, un espacio en el que todos contribuíamos a la unión de las palabras y dejamos de ser compañeros para ser colaboradores y ser tolerantee e incluyentes con las posibilidades de unión en el papel y tal vez, y con el tiempo, entre nosotros.